Me hace sonreír un poco cuando alguien me dice, con un toque de admiración y sorpresa, “¡Qué bueno que tienes la oportunidad de hacerlo!” al enterarse del estilo de vida tan libre que llevamos. Esa expresión lleva implícita una suposición curiosa: que una especie de suerte divina o mágica conspiró para que esta vida simplemente apareciera ante nosotros, como un regalo caído del cielo.
Nada más lejos de la realidad.
El estilo de vida que hoy vivimos —libre, intencional, lleno de aventuras y aprendizajes— no es un regalo fortuito ni una casualidad. Es el resultado de años de planeación, de diseño consciente, de soñar despiertos y luego trabajar incansablemente para transformar esos sueños en realidad. Es, en pocas palabras, el fruto de muchas decisiones difíciles y de pasos firmes hacia una meta que, al principio, parecía lejana y hasta imposible.
El Mito de la “Oportunidad”
Es fácil mirar desde fuera y asumir que alguien tuvo suerte, que “las estrellas se alinearon” para ellos. Pero lo que a menudo no se ve es todo el trabajo que hay detrás de esa aparente magia. Las oportunidades, si es que podemos llamarlas así, no son algo que simplemente cae en el regazo de las personas. Se crean, se construyen. Se cultivan con esfuerzo, valentía y mucha paciencia.
En nuestro caso, este estilo de vida comenzó con un sueño: el deseo de vivir de manera más libre y significativa. Cuando decidí que haríamos homeschooling con nuestros hijos, ese sueño empezó a tomar forma. Pero no fue solo una idea bonita; fue una decisión que nos llevó a replantearnos todo. Fue un camino lleno de preguntas incómodas y momentos de incertidumbre:
- ¿Cómo podríamos sostenernos económicamente fuera de los esquemas tradicionales?
- ¿Qué comodidades estábamos dispuestos a dejar atrás?
- ¿Seríamos capaces de dar el salto sin garantías de éxito?
Cada respuesta implicó un cambio, una renuncia o un paso de fe.
Decisiones que Transforman la Vida
Tomar decisiones importantes nunca es fácil. En nuestro caso, significó soltar la seguridad de empleos tradicionales, dejar atrás un estilo de vida cómodo y asumir riesgos que a veces parecían demasiado grandes. No fue inmediato ni sencillo.
Recuerdo que cuando imaginábamos hacer worldschooling, la idea parecía más un sueño lejano que una posibilidad concreta. Pero, con el tiempo, cada decisión que tomamos fue un ladrillo en el camino hacia ese sueño. Un camino que construimos conscientemente, aunque a veces con miedo y dudas.
Lo curioso es que cuando das esos pasos, cuando declaras con convicción “Voy para allá”, algo empieza a cambiar. Es como si el universo, al verte decidido, comenzara a moverse también. Las oportunidades, entonces, no son algo que caen del cielo; son algo que encuentras en el camino, mientras avanzas.
La Belleza de Crear Tu Propio Camino
Hoy, al mirar hacia atrás, puedo decir con el corazón lleno de gratitud que todo ha valido la pena. Cada decisión difícil, cada sacrificio, cada noche de incertidumbre nos trajo hasta aquí. Pero no porque alguien nos lo regalara, sino porque decidimos caminar hacia ello, paso a paso.
Así que cuando escucho “qué suerte tienes”, sonrío. Porque entiendo que, más que suerte, esto ha sido un acto de amor. Amor por nuestros sueños, por nuestra familia, por la vida que queríamos construir.
Si algo puedo compartir desde nuestra experiencia, es que las oportunidades reales están ahí para quienes las buscan y las crean. No son mágicas ni caen del cielo. Son el resultado de decisiones conscientes, de comprometerse con lo que uno realmente quiere y de estar dispuesto a pagar el precio que eso implique.
¿Qué Sueño Quieres Crear?
Si tienes un sueño —grande o pequeño, cercano o lejano—, te invito a que no lo dejes en pausa. No necesitas tener todas las respuestas hoy. Solo necesitas dar el primer paso. A veces, el camino no se revela completo hasta que empiezas a caminarlo.
¿Y si todo empieza con una decisión?